El capitel gótico carece de la importancia religiosa y arquitectónica que tuvo durante la época románica. Se presenta de una forma mucho más simple y estilizada, al principio se realiza en forma de tambor cónico con follaje; posteriormente, a medida que el gótico se desarrolla, el capitel se hace más pequeño y delicado hasta desaparecer en un haz de junquillos que se ramifica directamente en los nervios de la bóveda sin que medie solución de continuidad en muchos casos (ver foto anterior). Durante el siglo XIV se admiten figurillas e historias entre el follaje pero siempre con mucha mas pulcritud que en el románico,